martes, 14 de junio de 2016

Reseña de crítica 3er parcial





Es hijo de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán, Gabriel García Márquez nació en Aracataca, en el departamento del Magdalena, Colombia. A los veintisiete años publicó su primera novela, "La hojarasca", en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía. Pero, la notoriedad mundial de García Márquez comienza cuando se publica "Cien años de soledad" en junio de 1967, en una semana vendió 8000 copias. De allí en adelante, el éxito fue asegurado, y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales. Hoy hablaremos en especial de una de sus obras más interesantes que logro crear, hablamos ni más ni menos que de “Vivir para contarla (volumen1)”




En este apasionante relato, el premio Nobel colombiano ofrece la memoria de sus años de infancia y juventud, aquellos en los que se fundaría el imaginario que, con el tiempo, daría lugar a algunos de los relatos y novelas fundamentales en la literatura en lengua española. Estamos ante la novela de la vida a través de cuyas páginas García Márquez va descubriendo ecos de personajes e historias que han poblado obras como "Cien años de soledad", "El amor en tiempos de cólera", "El coronel no tiene quien le escriba" o "Crónica de una muerte anunciada" y que convierten "Vivir para contarla" en una guía de lectura para toda su obra, en acompañante imprescindible para iluminar pasajes inolvidables que, tras la lectura de estas memorias, adquieren una nueva perspectiva. Pero también esta obra incluye muchas más sorpresas. Seguiremos los primeros pasos de García Márquez en el mundo de la creación artística, el trabajo incansable en el proceso de redacción y corrección de La hojarasca, los distintos escenarios de una juventud bohemia plagada de burdeles, bailes y hoteluchos de mala muerte en Barranquilla, Cartagena de Indias y Bogotá. Y todo aderezado con reflexiones sobre el oficio de escritor, en un entramado que avanza y retrocede en el tiempo con la seguridad que sólo pueden dar cincuenta años de oficio maestro.


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